sábado, 24 de marzo de 2018

SÁBADO, SEMANA 5 DE CUARESMA


Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.
Yo soy un gusano, no un hombre;
la gente me escarnece y el pueblo me desprecia.

Sal 21, 20.7

Oración inicial  

Dios nuestro, que hiciste de todos los renacidos en Cristo un linaje escogido y un sacerdocio real, concédenos desear lo que mandas y ponerlo en práctica, para que tu pueblo, llamado a la vida eterna, sea uno en la fe y en el amor. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

Hombres divididos, pueblos enemistados, naciones enfrentadas. El mundo clama por la concordia. Ante esta realidad, Dios sigue prometiendo algo que él mismo desea: la unidad de todos sus hijos.

Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 21-28

Así habla el Señor: Yo voy a tomar a los israelitas de entre las naciones adonde habían ido; los reuniré de todas partes y los llevaré a su propio suelo. Haré de ellos una sola nación en la tierra, en las montañas de Israel, y todos tendrán un solo rey: ya no formarán dos naciones ni estarán más divididos en dos reinos. Ya no volverán a contaminarse con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeldías. Los salvaré de sus pecados de apostasía y los purificaré: ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios. Mi servidor David reinará sobre ellos y todos ellos tendrán un solo pastor. Observarán mis leyes, cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que di a mi servidor Jacob, donde habitaron sus padres. Allí habitarán para siempre, ellos, sus hijos y sus nietos; y mi servidor David será su príncipe eternamente. Estableceré para ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna. Los instalaré, los multiplicaré y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre. Mi morada estará junto a ellos: Yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. Y cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre, las naciones sabrán que yo soy el Señor, el que santificó a Israel.
Palabra de Dios.

Salmo Jer 31, 10-12ab. 13

R. El Señor nos cuidará como un pastor.

¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: “El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño”. R.

Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él. Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.

Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.

EVANGELIO     

A Jesús lo quieren matar porque hace “signos”. Estos signos reflejan nueva vida, una vida renovada y liberada. ¿Qué signos hoy necesitan nuestros hermanos para vivir esa liberación que trajo Jesús? ¿Nos damos cuenta de que al realizar esos signos corremos también los mismos riesgos que corrió Jesús?

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 45-57

Al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: “¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación”. Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?”. No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí permaneció con sus discípulos. Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: “¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?”. Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

Puesto que Dios nos ha amado hasta entregarnos a su Hijo...

-Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos convocaron consejo contra Jesús

El gran Sanedrín convoca consejo. La decisión se va precisando. Vamos a ver el desarrollo de la reunión y de sus deliberaciones.

-¿Qué hacemos? Si le dejamos así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación...

Es por una razón seria que te condenan: por razón religiosa y por razón de Estado.

¡Hay intereses graves en todo este juego! Mas también reconocen la gran atracción que

Tú provocas: "todos creerán en El."

-Caifás, sumo sacerdote, dijo: "Conviene que muera un solo hombre por todo el pueblo...

A fin de evitar que perezca toda la nación.

Sorprendente sustitución: Tú solo, en el lugar de todos.

Por su parte es un horrible cálculo interesado, para salir ellos ilesos del asunto. Pero no creían haber estado tan acertados. Porque ¡ésta es la verdad!

-No dijo esto de sí mismo, sino que, como era pontífice aquel año, profetizó...

Caifás imaginaba haber acertado a decir una palabra inteligente humanamente. De hecho, sin él saberlo, cumplía así el plan de Dios.

Me pasa a menudo no ver muy claro en mi propia vida.

Hazme, Señor, un instrumento de tus proyectos, aunque yo no lo vea.

Jesús había de morir por la nación, y no sólo por la nación, sino para reunirse en la unidad todos los hijos de Dios que están dispersos.

Ayúdame, Señor, a meditar detenidamente esta palabra.

Según san Juan, este es el secreto de tu muerte. Por ello has ofrecido tu vida. Es una de tus intenciones más profundas.

He ahí el fin, el objetivo que Tú buscabas: "reunir todos los hombres en la unidad".

Hacer que se amen los hombres divididos entre sí. Acercar a los antagonistas, no solamente a los de tu raza, sino hasta todos los extremos de la tierra. "Porque todos son hijos del mismo Padre." No es una visión política, ni simplemente humana la que te guía. Es algo mucho más profundo que cualquier humanitarismo o solidaridad natural. Es también el secreto de cada una de las misas.

"He aquí mi Cuerpo entregado. He aquí mi Sangre derramada". Jesús se da para enrolar en su movimiento de amor a toda la humanidad. "Humildemente, te suplicamos, que participando al Cuerpo y a la Sangre de Cristo, seamos reunidos en un solo cuerpo".

La fraternidad universal de la familia humana -familia de Dios- es un don del Padre, que la sangre de Jesús nos ha merecido. La humanidad desgarrada de hoy tiene siempre la misma necesidad de sacrificio. Racismos. Oposiciones. Luchas y violencia. La humanidad es un gran cuerpo descuartizado. Cristo ha dado su vida para que, en El, la humanidad llegue a ser un Cuerpo único.

¿Y yo? ¿Trabajo en esa gran obra de Dios?


ORAMOS CON LA PALABRA

Cristo se entregó a la muerte,
para congregar en la unidad
a los hijos de Dios que están dispersos.

Jn 11, 52

Oración conclusiva


Padre, ten compasión de tu Iglesia suplicante, y atiende a quienes nos inclinamos de corazón ante ti; no permitas que los redimidos por la muerte de tu Hijo unigénito seamos esclavos del pecado ni seamos vencidos en las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

¡Buena jornada!

viernes, 23 de marzo de 2018

VIERNES, SEMANA 5 DE CUARESMA


Ten piedad de mí, Señor, porque estoy angustiado;
líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
Señor, que no me avergüence de haberte invocado.

Sal 30, 10. 16. 18


Oración inicial

Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, para que tu amor nos libre del pecado que hemos contraído por nuestra debilidad. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA

I LECTURA

Jeremías encomienda su causa a Dios, pero en realidad se trata de la causa de Dios que él ha de asumir. No es un juego de palabras, sino de un proceso misionero. La misión de predicar la Palabra de Dios es, en definitiva, asumir el proyecto de salvación que Dios tiene sobre sus hijos.

Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13

Dijo el profeta Jeremías: Oía los rumores de la gente: “¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!”. Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: “Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza”. Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable. Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
Palabra de Dios.

Salmo 17, 2-7

R. Invoqué al Señor y él me escuchó.

Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi roca, mi fortaleza y mi libertador. R.

Mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos. R.

Las olas de la muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes devastadores, me cercaron los lazos del Abismo, las redes de la muerte llegaron hasta mí. R.

Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos. R.

EVANGELIO

Acusan a Jesús no por las obras que hace, sino porque él confiesa ser Hijo de Dios. Pero sabemos que una cosa depende de la otra, porque lo que Jesús confiesa es lo que vive.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 31-42

Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús. Entonces Jesús dijo: “Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”. Los judíos le respondieron: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios”. Jesús les respondió: “¿No está escrito en la Ley de ustedes: ‘Yo dije: Ustedes son dioses’? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra –y la Escritura no puede ser anulada– ¿cómo dicen: ‘Tú blasfemas’, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: “Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad”. Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

En la paz de Cristo.

-Jesús se paseaba en el Templo... De nuevo los judíos trajeron piedras para apedrearle.

Tu pasión, Señor, comenzó mucho antes del viernes. Las últimas semanas de tu vida terrena las viviste rodeado de enemigos despiadados. Sabes lo que es el sufrimiento moral: el miedo, la aprehensión, el ansia, la inseguridad... ser incomprendido, mal juzgado ... vivir en medio de gentes que deforman nuestras intenciones profundas... no llegar a hacerse comprender. Todo esto que es lote doloroso de tantos seres humanos, lo has experimentado, Señor Jesús. ¿Cuáles eran entonces tus reacciones interiores? Ayúdame, Señor, a contemplar lo que pasa en ti mientras Tú vives los últimos días de tu vida.

¿Tienes amigos a los que puedas hablar y confiar lo que piensas?

-El Padre está en mi y Yo en el Padre...

Incluso en medio de las tormentas, seguramente estabas en posesión de una paz constante. Incluso en la angustia podías apoyarte en el Padre. Te sabías amado, acompañado, cuidado. "El Padre está en mí". Comunión. Unidad profunda.

Transparencia total.

-Muchas obras os he mostrado de parte de mi Padre... ¿Por cuál de ellas queréis apedrearme?

Hablan a tu aIrededor de lapidarte... llevan ya las piedras en la mano, pero Tú, en este mismo momento, hablas de "bondad"...

Hablas del Padre.

Hazme vivir en compañía del Padre.

-Por ninguna obra buena te apedreamos, sino por la la blasfemia: porque Tú, siendo hombre, te haces Dios.

Esto será precisamente la "causa de muerte".

En el fondo, los jueces del Sanedrín creerán, sin duda de buena fe, castigar a un verdadero blasfemo... "¡a alguien que dice ser Dios!".

Con los siglos pasados desde entonces, y la obra que dura siempre, nos es difícil imaginar lo que pasaba entonces por su mente. ¡Los judíos de aquel tiempo estaban realmente ante una novedad absoluta e inverosímil! Se comprende que no hayan querido creerle. Tenían delante a un hombre de carne y hueso. ¡Dios había "descendido de su altura", se paseaba, allí, por la calle! ¡Se le podía apedrear!

-Aquel a quien el Padre santificó y envió al mundo... el Hijo de Dios.

Es así como Tú te presentas.

Es la cumbre de tu enseñanza. Más allá de todas las doctrinas de tipo moral o social, Tú dices una verdad esencial que tiene ramificaciones infinitas.

Dios se ha encarnado.

Dios ha querido vivir la "condición humana" Dios ha realizado, así, la condición humana.

-"Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo

Los Padres de la Iglesia de las primeras edades cristianas, reflexionando sobre el misterio de la Encarnación, se atreverán a decir: "Dios se hizo hombre, para que el hombre llegara a ser Dios". Esto no debe engreírnos. No lo hemos merecido. Es un "don de Dios", una gracia. ¡Y una gran responsabilidad!: Exigencia de santidad. Llamada a la perfección.

Vocación al amor absoluto. El ideal del hombre es nada menos que Dios.

Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

ORAMOS CON LA PALABRA

Jesús llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo,
a fin de que, muertos al pecado vivamos para la justicia.
Gracias a sus llagas, fuimos curados.

1Ped 2, 24

Oración conclusiva

Dios todopoderoso, concede a quienes esperamos la protección de tu gracia que, liberados de todos los males, te sirvamos con ánimo confiado. Por Jesucristo, nuestro Señor.



¡Buena jornada!

jueves, 22 de marzo de 2018

JUEVES, SEMANA 5 DE CUARESMA


Cristo es el mediador de la nueva alianza
a fin de que, por su muerte, los que son llamados
reciban la herencia eterna que ha sido prometida.

Heb 9, 15
Oración inicial   
Escucha, Señor, nuestras súplicas, y protege con bondad a quienes esperamos en tu misericordia, para que, limpios de pecado, perseveremos en una vida santa y lleguemos a heredar tus promesas. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA       

“En la mentalidad antigua el nombre de un ser no sólo lo designa, sino que determina su naturaleza. En realidad Abram y Abraham parecen ser dos formas dialectales del mismo nombre y tener igual significación: ‘Es grande en cuanto a su padre, es de noble linaje’. Pero Abraham se explica aquí por la asonancia con ‘ab hamòn’, ‘padre de multitud’” (Comentario de La Biblia de Jerusalén).

Lectura del libro del Génesis 17, 1-9

Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Yo haré mi alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa”. Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo: “Ésta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios”. Después, Dios dijo a Abraham: “Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones”.
Palabra de Dios.

Salmo 104, 4-9

R. El Señor se acuerda de su Alianza.

¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que él obró, sus portentos y los juicios de su boca! R.

Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. R.

Él se acuerda eternamente de su Alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. R.

EVANGELIO     

Uno de los objetivos del evangelio de Juan es mostrarnos cómo Jesús se fue revelando a sus contemporáneos. El texto de hoy muestra un momento clave de esa revelación: su intimidad con el Padre. Y eso es algo que muchos no pudieron aceptar.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 8, 51-59

Jesús dijo a los judíos: “Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás”. Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?”. Jesús respondió: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman ‘nuestro Dios’, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: ‘No lo conozco’, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?”. Jesús respondió: “Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, yo soy”. Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

¡Querer vivir! Con Jesús, no ver la muerte jamás.

-Entonces tomaron piedras para arrojárselas...

No resultará inútil el representarse esta escena. Hostilidad.

Ambiente de homicidio. No se trata solamente de propósitos violentos: se busca camorra... llegarán a las manos... se pelearán.

-Pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

Te imagino, Jesús, esquivando los golpes, huyendo, tratando de salir del barullo. Tu pasión va acercándose; pero no ha llegado todavía la hora. Huyes.

Pero, ¿qué es lo que habías dicho, Señor, para suscitar un odio tal?

-Jesús decía a los judíos: "En verdad os digo: si alguno guardare mi palabra, jamás verá la muerte." Y es por eso que están contra ti. Vienes a anunciarles la gran noticia, la única noticia importante: la victoria de la vida sobre la muerte.

Sin embargo esto es a lo que toda la creación aspira, si bien todo camina hacia la muerte. Y Tú vienes a anunciar el triunfo sobre la muerte, y no quieren creerte.

"Si alguno guardare mi palabra, jamás verá la muerte." ¡Cuánta confianza debemos poner en ti, Señor! Tú también pasaste por la muerte... ¡La has visto! Has experimentado lo que es morir. Y ello no fue especialmente dulce ni fácil para ti. Tu muerte fue violenta y atroz... hasta la última gota... suspendido a unos clavos.

Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Confío en ti, Señor. Espero la resurrección de los muertos.

-Ahora nos convencemos de que estás endemoniado.

Te toman por loco, por poseso.

Tienen alguna excusa. Se les comprende.

Sólo después de tu resurrección podrán verdaderamente comprender. Señor, ven en ayuda de nuestra Fe. Ayúdanos a dar el gran salto en lo desconocido. Ayúdanos a confiar en ti, hasta en la muerte, hasta el último punto imaginable... hasta no reservar nada para sí.

-¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Abraham, que murió? Y los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser?

El debate está bien situado a su más profundo nivel. Comprenden muy bien que Jesús pretende ser Dios.

Y está aquí, el gran debate de la humanidad, el núcleo del gran problema. El único, en el fondo. Pues si la humanidad está destinada solamente al "agujero negro" entonces es inútil proponerse todos los "otros" problemas.

-En verdad os digo: Antes de que Abraham naciese, era Yo.

Siempre la misma afirmación serena y fuerte.

La existencia sólida. La roca. La vida. La eternidad. Dios.

Esto es lo que Tú aportas a la finitud humana, a la humanidad efímera.

Da, Señor, esta certidumbre a los que sufren. A los que se acercan a la muerte.

-No conocéis a mi Padre, pero Yo sí le conozco; y si dijere que no le conozco, sería un embustero... Entonces tomaron piedras...

Solamente Dios puede liberar al hombre de su fatalidad extrema.

¿Tengo en mí este "querer vivir"? ¿Qué hago para obtenerlo? Vivir con Dios. Conocer al Padre. Amar.

ORAMOS CON LA PALABRA

Dios no perdonó a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros;
por eso nos concederá con él toda clase de favores.

Rom 8, 32

Oración conclusiva

Sé propicio a tu pueblo, Señor, para que de día en día rechace lo que te disgusta, y encontremos la alegría en tus mandatos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


¡Buena jornada!

miércoles, 21 de marzo de 2018

MIÉRCOLES, SEMANA 5 DE CUARESMA


Tú, Señor, me liberas de mis enemigos,
me haces triunfar de mis agresores
y me libras del hombre violento.

Sal 17, 49

Oración inicial    

Dios misericordioso, ilumina el corazón de tus fieles purificado por la penitencia cuaresmal, y ya que has puesto en nosotros el deseo de servirte, escucha paternalmente nuestras súplicas. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

A cada momento decimos al Padre: “líbranos del mal”. Estos hombres pusieron su confianza en que Dios los libraría de todo mal. La oración que hacemos debe ser sincera, de corazón, convencidos de que en verdad el Señor nos libera del mal.

Lectura de la profecía de Daniel 3, 1. 4. 5b-6. 8. 12. 14-20. 24-25. 28

El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de treinta metros de alto y tres de ancho, y la erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia. Y el heraldo proclamó con fuerza: “A todos ustedes, pueblos, naciones y lenguas, se les ordena lo siguiente: Ustedes deberán postrarse y adorar la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor. El que no se postre para adorarla será arrojado inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente”. En ese mismo momento, se acercaron unos Caldeos y acusaron a los Judíos. Dijeron al rey Nabucodonosor: “Hay unos Judíos, Sadrac, Mesac y Abed Negó, a quienes tú has encomendado la administración de la provincia de Babilonia. Esos hombres no te han hecho caso, rey; ellos no sirven a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que tú has erigido”. Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: “¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí? ¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué dios podrá salvarlos de mi mano?”. Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: “No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto. Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos. Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido”. Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual. Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente. El rey Nabucodonosor quedó estupefacto y se levantó rápidamente. Y tomando la palabra, dijo a sus cortesanos: “¿No eran tres los hombres que fueron atados y arrojados dentro del fuego?”. Ellos le respondieron, diciendo: “Así es, rey”. Él replicó: “Sin embargo, yo veo cuatro hombres que caminan libremente por el fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto se asemeja a un hijo de los dioses”. Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: “Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, porque ha enviado a su Ángel y ha salvado a sus servidores, que confiaron en él y, quebrantando la orden del rey, entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a cualquier otro dios que no fuera su Dios”.
Palabra de Dios.

Salmo Daniel 3, 52-56

R. ¡A ti, gloria y honor eternamente!

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu santo y glorioso Nombre. Alabado y exaltado eternamente. R.

Bendito seas en el Templo de tu santa gloria. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. R.

Bendito seas en el trono de tu reino. Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente. R.

Bendito seas tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines. Alabado y exaltado eternamente por encima de todo. R.

Bendito seas en el firmamento del cielo. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. R.

EVANGELIO

A veces creemos que es mejor ocultar, meter entre las sombras lo que consideramos que puede dañar o molestar a alguien. Sin embargo, lo que se oculta termina oprimiendo y, por lo tanto, lastimando mucho más. “La verdad los hará libres” es un postulado que debemos seguir siempre. Puede costar mucho, pero sin duda nos hace más dignos a todos.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 8, 31-42

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Ellos le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: ‘Ustedes serán libres’?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto al Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”. Ellos le replicaron: “Nuestro padre es Abraham”. Y Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abraham, obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre”. Ellos le dijeron: “Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios”. Jesús prosiguió: “Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió”.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

Dios hace de nosotros hombres libres en Jesucristo.

-Todo el que comete pecado es un esclavo.

¿Hago yo esta experiencia? ¿Siento que el pecado me ata, me encadena? San Pablo decía: "No hago el bien que quisiera, y hago el mal que no quisiera... ¿Quién me librará?" (/Rm/07/24) Me paro a pensar en mis pecados y a verificar cuán verdadera es la palabra de Jesús...

-Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad mis discípulos, y conoceréis la verdad y ¡la verdad os hará libres!

Ser tu discípulo, es escuchar tu palabra.

¡Dame amor a esta Palabra! Escuchar esta Palabra es acceder a la libertad.

Libérame, Señor.

Siguiéndote no caminamos hacia la esclavitud, hacia una "vida disminuida", sino hacia la libertad, hacia la expansión total, hacia la "vida en plenitud"...

¡Libre! Esta palabra me encanta. ¡Ser libre! ¿Qué evoca para mí esta palabra? Ser libre. Tener holgura interior. Sin trabas, sin obstáculos. Tantas cosas me encadenan: mis hábitos, mis límites, mis pecados... Hazme libre, Señor.

-El esclavo no permanece "en la casa" para siempre... El hijo, sí.

Jesús evoca la situación tan diferente, que había entonces, en el mundo antiguo, entre el esclavo o siervo y el "hijo de la casa".

¡Estar en casa! Estar siempre en la casa del Padre, siempre con Dios.

-Si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres.

Sucedía alguna vez que "un hijo de la casa", tramaba amistad con uno de sus esclavos, y sentía el deseo de "liberarle"... para que no continuara en situación de dependencia humillante.

Es lo que ha hecho Jesús con nosotros. Nos ha introducido en "su casa", en "su familia". El nos ha liberado, redimido.

La Cuaresma es un tiempo muy a propósito para la liberación. Hoy, ¿de qué atadura procuraré liberarme? ¿Qué cadenas voy a romper con tu ayuda?

-Yo hablo lo que he visto en el Padre.

Jesús es perfectamente libre, porque es perfectamente Hijo. Ama a su Padre. Habla de El sin cesar.

Es libre porque ama: no está apegado a sí mismo. Nada le detiene, ninguna retrospección sobre sí mismo. Ningún egoísmo. Ningún obstáculo al amor.

-Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí; porque Yo he salido de Dios y vengo de él, pues Yo no he venido de mí mismo.

Tú no hablas sino de Amor.

Amar a Dios. Amar a Jesús. Jesús desea que le amemos.

¡Y esto libera! Amar al solo Dios verdadero. Someterse al solo Dios verdadero. Es el único medio de no estar sometido a nadie, sino a Dios, y de liberarse de cualquier ídolo.

Líbrame, Señor, de mis ídolos, de todo lo que no tiene valor verdadero alguno, de todo lo que obstaculiza mi libertad.

ORAMOS CON LA PALABRA

Dios nos hizo entrar 
en el reino de su Hijo muy querido,
en quien tenemos la redención 
y el perdón de los pecados.

Col 1, 13-14

Oración conclusiva


Dios todopoderoso: atiende las súplicas de tu pueblo, y ya que nos concedes confiar en tu bondad, otórganos tu constante misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

¡Buena jornada!



martes, 20 de marzo de 2018

MARTES, SEMANA 5 DE CUARESMA


Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.

Sal 26, 14

Oración inicial    

Concédenos, Padre, perseverar en el cumplimiento de tu voluntad para que, en este tiempo en que vivimos, el pueblo consagrado a tu servicio crezca en número y en santidad. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

La fe siempre es un proceso. Dios nos libera, pero no terminamos de entenderlo. Tenemos que atravesar hambre o sed, y queremos volver a la vida anterior. Somos inconstantes, y deambulamos entre la fidelidad y la infidelidad. Pero Dios siempre está esperando, siempre estará con nosotros, porque es nuestro guía y compañero. Eso es inapelable.

Lectura del libro de los Números 21, 4-9

Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!”. Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes”. Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: “Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sanado”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano.
Palabra de Dios.

Salmo 101, 2-3. 16-21

R. ¡Señor, escucha mi oración!

Señor, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor; no me ocultes tu rostro en el momento del peligro; inclina hacia mí tu oído, respóndeme pronto, cuando te invoco. R.

Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. R.

Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.

EVANGELIO   

Elevado por encima de todos los poderes, de todos los males, y de todos los límites, Jesús nos invita y nos atrae hacia él. Nos pone en movimiento y caminamos hacia una vida que nunca termina.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 8, 21-30

Jesús dijo a los fariseos: “Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir”. Los judíos se preguntaban: “¿Pensará matarse para decir: ‘Adonde yo voy, ustedes no pueden ir’?”. Jesús continuó: “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: ‘Ustedes morirán en sus pecados’. Porque si no creen que yo soy, morirán en sus pecados”. Los judíos le preguntaron: “¿Quién eres tú?”. Jesús les respondió: “Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo”. Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre. Después les dijo: “Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que yo soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

Conocer a "Dios": Jesús nos lo revela.

-Vosotros, sois "de abajo"... Yo soy "de arriba" Vosotros sois de este mundo... Yo, no soy de este mundo...

Este mundo, del cual el hombre ha torcido el rodaje por su pecado. De hecho el mundo es bueno, es Dios quien lo ha creado, y "vio Dios ser todo muy bueno". Pero vino a ser un mundo malo cuando perdió su referencia a Dios.

Tú, Señor, no eres de este mundo. Tú no tienes pecado.

Contemplo tu persona: eres el santo, el hombre perfecto, el que se asemeja exactamente a lo que Dios ha querido crear.

-Si no creéis que Yo soy "el que es", moriréis en vuestros pecados.

"El que es" Es el nombre que Dios se ha dado en la zarza ardiente del Sinaí (Ex 3, l4) Es la palabra hebrea que designa a Dios: "Yahveh" = el que es.

Ningún auditor de Jesús podía hacerse ilusiones. Jesús se atrevía a aplicar a sí mismo esta palabra inefable que los judíos de su tiempo no se atrevían siquiera a pronunciar, ¡de tal manera les parecía imposible de nombrar! "El que existe". Tal es el nombre que Dios se ha dado.

Los contemporáneos de Jesús piensan en su muerte. "¿es que se va a matar?", acaban de decir. Y Jesús, muy sencillamente, les contesta: "Yo soy el que existe", el que dura más allá de todos los avatares del tiempo, soy el Eterno. Soy la vida-sin-muerte. ¡Prerrogativa divina!

-Le preguntaron: "Tú, ¿quién eres?" Jesús respondió: "Desde el principio, Yo soy" lo que os digo".

Tal es el misterio profundo de su persona.

"Desde el principio..." Fórmula solemne, con ella empieza el primer libro de la Biblia: "en el principio, creó Dios el cielo y la tierra". Y es también la fórmula que Juan escogió para el principio de su evangelio: "En el principio era el Verbo". Fórmula que trata de acercarnos al misterio de eternidad que es el de Dios: "El es, era, será..." Aquél cuya existencia no depende de nadie... ni de nada... Aquél que no ha "nacido" y que no "muere".

-Lo que le oigo a El -ellos no comprendieron que les hablaba del Padre- es de lo que Yo hablo al mundo... Yo no hago nada de mí mismo, sino que hablo según me enseñó el Padre.

Revelación de las relaciones entre el Padre y el Hijo.

Jesús está enteramente "vuelto hacia otro", "dependiendo vitalmente de su Padre", "recibiendo todo de El". Es Hijo de Dios.

No centrado en sí mismo, sino centrado en Otro.

Es lo propio del amor.

Dios es Amor.

Es lo propio de la "filiación": recibir la vida de otro.

-Y el que me envió está "conmigo". No me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que es de su agrado.

Repetir y meditar largamente estas palabras... tan simples, y tan evocadoras.

Por Jesús, y en El me es ofrecida esta misma intimidad con Dios. ¿Me siento solo, quizá?

Ayúdame, Señor, a vivir "contigo".

"Hacer siempre lo que es de su agrado": he aquí una de las más perfectas expresiones del amor. Jesús es "amor del Padre".

Y por esto es también "amor nuestro". Amaos los unos a los otros como yo os he amado.

ORAMOS CON LA PALABRA

Dice el Señor:
“Cuando yo sea elevado sobre la tierra,
atraeré a todos hacia mí”.

Jn 12, 32

Oración conclusiva


Dios nuestro, que no rechazas con ira sino que prefieres mostrar misericordia a quienes esperan en ti, concédenos arrepentirnos de nuestros pecados, para recibir el consuelo de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

¡Buena jornada!